La Liga BBVA de Infarto, Real Madrid 1 - 1 Villareal
El Real Madrid encendió hoy sus luces de alarma al sumar su segundo empate consecutivo en la Liga española tras igualar 1-1 en el campo del Villarreal, con lo que el Barcelona se situó a seis puntos de los blancos
La nueva jornada del torneo español sirvió para comprobar que el líder no está bien y vive con estrés. No sólo no pudo con un equipo que pelea por la permanencia, sino que acabó el partido con nueve jugadores por las tarjetas rojas de Sergio Ramos y Mesut Özil. Y también fue expulsado José Mourinho, el técnico blanco, por llamar "hijo de puta" al árbitro.
El triunfo del Barcelona el martes por 5-3 ante el Granada obligaba al líder de la Liga española a ganar no sólo para mantener su ventaja, sino para borrar los malos síntomas ofrecidos en las últimas semanas. No lo consiguió.
José Mourinho, su técnico, envió un mensaje conservador al alinear un "trivote" en el centro del campo, una propuesta defensiva. Se vio obligado a rectificar a los 24 minutos, cuando quitó del campo a Lass Diarrá porque el equipo no funcionaba.
Mejoró en la segunda parte, especialmente porque Cristiano Ronaldo y Özil pusieron empeño en sacar a su equipo de la vulgaridad. Producto de una gran combinación llegó el gol blanco a los 61 minutos. Cristiano Ronaldo arrancó, Özil le devolvió una pared con el tacón y el portugués marcó con mucha calidad.
Fue lo más bonito de la noche. Pero el Real Madrid, como sucedió el domingo ante el Málaga, concedió una falta cerca del área y Marcos Senna lo aprovechó para marcar el gol del Villarreal a ocho minutos del final.
El equipo blanco vivió el final con un ataque de nervios y sufrió las expulsiones de Ramos, Özil y Mourinho. Se llevó un solo punto de Villarreal y, lo que es peor para sus intereses, ofreció una imagen de nervios que fortalece al Barcelona.
La nueva jornada del torneo español sirvió para comprobar que el líder no está bien y vive con estrés. No sólo no pudo con un equipo que pelea por la permanencia, sino que acabó el partido con nueve jugadores por las tarjetas rojas de Sergio Ramos y Mesut Özil. Y también fue expulsado José Mourinho, el técnico blanco, por llamar "hijo de puta" al árbitro.
El triunfo del Barcelona el martes por 5-3 ante el Granada obligaba al líder de la Liga española a ganar no sólo para mantener su ventaja, sino para borrar los malos síntomas ofrecidos en las últimas semanas. No lo consiguió.
José Mourinho, su técnico, envió un mensaje conservador al alinear un "trivote" en el centro del campo, una propuesta defensiva. Se vio obligado a rectificar a los 24 minutos, cuando quitó del campo a Lass Diarrá porque el equipo no funcionaba.
Mejoró en la segunda parte, especialmente porque Cristiano Ronaldo y Özil pusieron empeño en sacar a su equipo de la vulgaridad. Producto de una gran combinación llegó el gol blanco a los 61 minutos. Cristiano Ronaldo arrancó, Özil le devolvió una pared con el tacón y el portugués marcó con mucha calidad.
Fue lo más bonito de la noche. Pero el Real Madrid, como sucedió el domingo ante el Málaga, concedió una falta cerca del área y Marcos Senna lo aprovechó para marcar el gol del Villarreal a ocho minutos del final.
El equipo blanco vivió el final con un ataque de nervios y sufrió las expulsiones de Ramos, Özil y Mourinho. Se llevó un solo punto de Villarreal y, lo que es peor para sus intereses, ofreció una imagen de nervios que fortalece al Barcelona.
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